La atroz decisión del teniente Caldera
ESTA ES posiblemente una historia única entre los millares de historias de soldados que corren por el mundo. Increíble hasta el grado máximo, es, sin embargo, totalmente cierta. El protagonismo principal existió hasta no hace mucho tiempo. El batallón "Aconcagua", organizado en San Felipe, participó en las últimas batallas de la Guerra del Pacífico. Según los sanfelipeños que componían esta unidad, su comandante era. . . era nada más que "una mala bestia". No son expresiones mías, sino del difunto veterano Francisco Máximo Caldera. Llamábase este comandante Rafael Díaz Muñoz y era calificado tan duramente por sus subordinados debido a su terrible concepto de la disciplina. Pero es lo que ocurrió al abanderado de ese batallón lo que nos ocupa ahora; justamente porque ese abanderado era Francisco Máximo Caldera, que compartía ese honor con su hermano Benigno. Ambos tenían tallas de gigantes, sobrepasaban el metro noventa de estatura, y su gallardía era moti...